miércoles, 13 de septiembre de 2017

Él......Primero

Sabes hoy quiero platicar acerca de la época más genial, la vivida en la primaria, esa donde disfrutas siendo niño, no existen responsabilidades que te quitan el sueño, sólo preocuparse por hacer tu tarea y jugar con los amigos; bueno sólo hasta que empiezas a entrar en esa fase de prepuber, y comienzas a ver a las niñas de diferente manera. Tendría alrededor de 11 años cuando comenzó a gustarme una niña de nombre Leticia era encantadora por lo que recuerdo, durante ese ultimo año de primaria me hice su amigo y disfrutaba mucho pasar el tiempo con ella. La verdad no tenía la menor idea de lo que era ser novios o algo parecido y menos de dar un beso, ya que eran cosas en las que menos pensaba; solo eramos dos inocentes niños disfrutando de la vida. Al no existir ninguna especie de relación formal como las que ya tienes cuando eres adulto,  yo pasaba más tiempo con mis amigos persiguiéndonos por el patio de la escuela durante el periodo del recreo. Pero algo ocurrió en aquel último año de la primaria que abrió un sentimiento que había permanecido dormido, inerte esperando el momento más oportuno para florecer.


Como en la mayoría de las escuelas; los chicos con mejor promedio ocupaban un lugar dentro de la escolta que se encargaba de las ceremonias a la bandera, y por méritos propios del año anterior yo formaba parte de ella. Cada año se celebraba una competencia para elegir a la mejor escolta del sector, así que en ese año participaríamos por lo que teníamos que practicar después de clases.


En una ocasión en uno de los ensayos coincidimos la escolta del turno de la mañana con la del turno de la tarde, y fue ahí donde conocí a un chico de mi edad de la otra escolta que me cautivo, por extraño que parezca no podía quitarle la vista de encima, en ese instante obvio no entendía lo que me sucedía, sentía recuerdo bien una extraña emoción; como si me quedara sin aliento, una sensación comparable a la que sientes cuando esperas ansioso abrir los regalos de navidad o de un cumpleaños. 

Los días transcurrían y yo no sabía como acercarme a él, cuando esperaba el momento más oportuno terminaba ocultándome o mirando a otro lado, era un mar de ansiedad lo que me provocaba verlo no entendía bien ¿porque él me hacia sentir así?. 


De alguna manera se había vuelto una obsesión tratar de cruzar un par de palabras con él o hacerme su amigo, cuando estaba decidido a hacerlo el miedo que sentía terminaba por arruinarlo todo, sin embargo, la oportunidad perfecta se presentaría durante la celebración, después de que finalizara la competencia, y proponiéndome así a toda costa acercarme a él.


El día esperado llegó y una vez que terminó la competencia estaba completamente decidido a hablarle, tome un lugar en una mesa cerca a la de su grupo, y espere a que él quedará en algún momento sólo para poder acercarme. Mis piernas temblaban, el nerviosismo y miedo me invadía; mi sudor cubría inclusive mis manos.

Y de repente ahí estaba él, se encontraba completamente solo; me arme de valor, me aproxime;  y con una sonrisa nerviosa le dije: Ehh………Hola! felicidades por lograr el tercer lugar, me responde: Gracias.….. Oye!  Y ¿como te llamas?. Con un leve tartamudeo le digo mi nombre y él me dice el suyo; ese instante para mí pareció como un sueño; liberándome de tanta tensión y otorgándome más confianza para hablarle, no recuerdo lo que platicábamos sólo lo feliz que me sentía al estar junto a él.




Sin embargo como todo en la vida, nada dura para siempre, el tiempo paso volando y era tiempo de bajar de la nube y regresar a casa. Nunca volví a verlo ya que el tiempo en la primaria había terminado, el verano estaba por comenzar, y el otoño abriría paso al inicio de mi adolescencia en la secundaria. 

Es uno de mis recuerdo favoritos y nunca se lo he contado a nadie, bueno hasta ahora, es maravillosa estar en esta edad, en donde aún no comprendes bien lo que sientes, y todo surge de la manera más natural, inocente y espontánea. 









3 comentarios:

  1. Comentario recibido por email:
    Sebastián

    Muy bonito recuerdo... pura inocencia, sin dudas la mejor etapa de la vida, no pierdas ese recuerdo, es bueno que lo escribas, que lo compartas, así podrás recordarlo mejor, cada detalle, cada sensación, todo con mayor claridad.
    Pese a no tener claro qué clase de "atracción" era, aun así te Atreviste a hablarle, y te sentiste muy bien, ósea que no eres tan tímido, o al menos en ese entonces no tenías noción de nada, ni lo que es el rechazo, total a esa edad todo es más fácil.
    Saludos z.Bilingüe, seguiré leyendo

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  2. Que pena que la inocencia se vaya perdiendo conforme crecemos, el mundo sería otro si nos quedará aunque sea una chispa de ella.

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  3. Nada es perfecto ni para siempre dicen...

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