Se que tomaría un descanso y no publicaría de nuevo, pero no pude evitar postear esta película argentina con título "Mi Mejor Amigo" la cual esperaba con ansía poder ver desde mediados del 2018. Ignoró el retraso por exhibirla aquí en México, al parecer no llegó a las salas de cine, pero por fortuna y gracias al internet hace un par de días mientras navegaba encontré este film; y créeme valió la pena cada día de espera.
Realmente quede conmovido con este largometraje, y sobre todo satisfecho de que no cayera en el clásico cliché de varios filmes de temática "gay" o de "LGBT", por lo que se ha convertido en una de mis películas favoritas, al tratar un tema tan importante: la AMISTAD, en la etapa más difícil y a la vez más bella de la vida que es la adolescencia.
Fue muy emotivo identificarme con Lolo, siendo que yo fui un chico tímido, distante, introvertido, confundido y nerd, sumergido en ocasiones en sí mismo en interrogantes y sintiéndose sólo a pesar de no estarlo, tratando de encontrarle el sentido, la lógica a tener sentimientos encontrados al saber que una amistad entre chicos puede transformarse en AMOR.
La película trata
sobre un chico de 16 años llamado Lorenzo que vive en una ciudad de la
Patagonia con su familia. Todo empieza cuando Caíto, el hijo de un amigo
de su padre, comienza a vivir con ellos. Caíto es lo opuesto a él:
desordenado, irresponsable, buscando siempre líos. A pesar de los
inconvenientes, de la incomodidad de esta intimidad forzosa, el recién
llegado viene a traer a la vida del protagonista una cuota de rebeldía
que hace tiempo le está haciendo falta para animarse a vivir la vida,
para transgredir reglas autoimpuestas. Mi Mejor Amigo es
una película de amistad, de dos personas que no tienen mucho que ver,
que no están en la misma onda ni tienen el mismo tipo de problemas, pero
que conectan y se enganchan, que van compartiendo tiempo juntos, se
cuentan secretos y viven cosas de esas que quizás no tienen nada de
espectacular pero que te marcan para toda la vida. Es también una
historia de amor, a una edad en la que uno todavía no le terminó de
poner nombre a las cosas y los nombres que hay disponibles no parecen
suficientes. Por último, es una historia que retrata el momento previo
al coming out [salir del armario]. La confusión, las preguntas
tormentosas: ¿me gustan las chicas? Y, en caso de que me gustaran los
chicos, ¿cómo sería? ¿Cómo va a ser mi vida? Sabemos que puede ser duro
salir del armario, pero mucho más duro es mirarse en el espejo que está
dentro.
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