domingo, 2 de diciembre de 2018

La Cabaña del Lago


Las vacaciones de verano están por concluir y salir del ajetreo de la ciudad es algo tan necesario como gritar a cielo abierto para poder sacar el estrés que se lleva por dentro, he decidido ir a visitar a mis abuelos que viven fuera de la ciudad en un pueblo rodeado de un magnifico bosque; cuyo aire fresco me sienta tan bien para olvidar todos los problemas que tengo. Llegando a casa de mis abuelos, me instalo en una habitación pequeña con un ventanal en dirección hacia el horizonte donde puedes contemplar el amanecer; cuando al ver a través de ella y disfrutar de la grandiosa vista de las montañas alrededor, vi a un chico con sombrero y sin camisa cerca de la barda cortando el césped y la hierba del espacio contiguo de esa habitación, su cuerpo marcado y algo musculoso a causa del duro trabajo del campo era un deleite observarlo, su sudor recorriendo sus pectorales y brazos reflejaban los rayos del sol, causo revuelo en mi imaginación quedando yo absorto e inmóvil observándolo; cuando de repente el chico debió sentir mi mirada e inesperadamente volteo, la vergüenza me invadió un instante y sin pensarlo lo salude con la mano tras el vidrio de la ventana.

Después de este momento algo bochornoso me concentré en instalarme, una vez terminado fui a la cocina a prepararme algo de comer, en ese momento entró mi abuela a platicar conmigo acerca de mis padres; y tras la plática aproveche para preguntarle: ¿quién es el chico que estaba en el jardín detrás de la habitación donde me encontraba?, respondiéndome mi abuela que es el vecino de al lado, mencionandome que cuando yo era pequeño y llegaba a visitarlos jugaba mucho con él, ¿acaso no lo recuerdas? -preguntó mi abuela-; la verdad no lo recordaba muy bien. Al siguiente día salí de paseo por el bosque ya que es un lugar muy hermoso y en el puedes encontrar un bello lago que esta muy cerca de la casa de mis abuelos, cuando sentado cerca de la orilla del lago; note que el chico se encontraba entre los árboles observándome; me levanté y comencé a rodear el lago pensando que tal vez le molestaba mi presencia, sin embargo, continuaba oculto entre la maleza, no le tome mucha importancia y continué disfrutando del bello paisaje, fue tal mi relajación que termine durmiendo algunas horas y tras despertar ya no se encontraba este chico.

A la mañana siguiente inesperadamente me topé con él cerca del corral de los borregos, cuando estaba apunto de darles de comer, se dirigió a mi y me preguntó si era el mismo chico con el que jugaba cuando era niño, le respondí que si, esto de alguna manera rompió el hielo entre nosotros y comenzamos a platicar cual si fuéramos amigos de toda la vida y a partir de ese momento el silencio que de un inicio había entre nosotros, se convirtieron en largas charlas para volver a conocernos.

Sábado por la mañana el día es perfecto he decidido salir a tomar fotografías en el bosque, así que saque la cámara del estuche; y a pesar del frío me preparé para salir, cuando al estar a punto de comenzar a subir el cerro para llegar al camino que me llevaría al lago me encontré con este chico de nuevo quien preparaba a los caballos para llevarlos a pastar. Se acercó y me preguntó: ¿a donde vas?, sin vacilar ni un instante le digo lo que planeo hacer y se ofrece a llevarme. 

Vamos!! monta aquel caballo -me dijo. 
No sé montar a caballo
Jaja no te preocupes sube conmigo

Con un poco de temor de caer al subir, quedé yo detrás de su espalda; una vez que comienza a trotar el caballo, me dice que me sujete fuerte a él para que no caiga, por lo que rodeo su cuerpo con mis brazos; al hacerlo pude sentir la fuerza de sus músculos y recordé el instante aquel en que lo vi sin camisa por la  ventana, sin duda este recuerdo agitó mi imaginación y aunado al andar del caballo y la cercanía de mi cuerpo junto al suyo, comenzó a provocarme una leve erección, por lo que cerré mis ojos con fuerza para imaginar otra cosa y calmar el ímpetu de ese momento, sin embargo casi estoy seguro que lo notó, ya que mi cabeza pensaba una cosa pero mi pene pensaba otra muy distinta, sin embargo, no me dijo nada y continuamos nuestro camino para llegar al lago.

Una vez que llegamos le pregunte al chico si en aquella cabaña que estaba en el islote en medio del lago vivía alguna persona, me contó que tiene mucho tiempo de no ocuparla nadie que estaba abandonada, en ese momento me preguntó si yo quería ir a visitarla que el disponía de un pequeño bote pero teníamos que ir a su casa por el; ya que solo lo podría hacer el día domingo debido a que tiene que trabajar, de inmediato acepte con agrado, diciéndole que seria genial que me llevara ahí, por lo que quedamos de acuerdo pasar el día de mañana en aquella cabaña.

Es domingo y el canto del gallo me despierta, es un día un poco frío sin embargo la emoción por estar con mi viejo amigo disipó cualquier inclemencia del tiempo, después de tomar mi desayuno y preparar una mochila con alimentos y otras cosas me preparé para salir, cuando al abrir la puerta cual fue mi sorpresa que el chico se presentó muy puntualmente, pero antes de esto debíamos ir por el bote hasta su casa, a pesar de vivir al lado no conocía totalmente a su familia, fue entonces que supe que vive junto con sus 2 hermanos, 4 hermanas y sus padres; donde a pesar de su precaria situación siempre se encuentran sonriendo; así que después de una incipiente presentación cargamos con el bote, no sin antes avisar que nos quedaríamos una noche en la cabaña del lago, sus palabras me sorprendieron porque yo pensaba regresar ese mismo día al atardecer, la verdad no pude evitar decirle que no era así a sus padres y amis abuelos, pues al sonreírme de esa manera me fue imposible hacerlo. Camino al lago, le pregunte porqué quería quedarse un día en esa cabaña, sino lo habíamos planeado así, contestándome que era para volver a conocernos.

Siendo ya más de medio día, y con el sol cayendo sobre nuestras cabezas y exhaustos por cargar con el bote, por fin llegamos al lago; una vez en el agua cargamos con todo lo necesario para esa noche; al ir remando me sentí algo nervioso ya que no sabia que podría pasar, así que me tranquilice y solo disfrute del momento. Una vez llegando al islote abrí la puerta de la cabaña, algo vieja y polvosa pero confortable con una pequeña chimenea, así que después de limpiarla un poco y dejar las cosas dentro, el chico me invito a que nadáramos, por lo que presuroso salió de la cabaña, se arrancó sus pantalones, camisa y ropa interior y tomándose por una cuerda atada a un árbol se columpio para aventarse al lago; después de emerger del agua me hace la señal de que haga lo mismo, por lo que comencé quitándome la ropa quedando solo en ropa interior, cuando estando a punto de aventarme me dijo: ¡¡Vamos hombre quítate todo que no te de pena, no hay nadie cerca más que yo!!. Así que tras dudar un poco me quite el bóxer quedando desnudo; y de esta manera tome aquella cuerda y me lancé tal y cual lo hizo este chico, una vez dentro del agua comenzamos a jugar a sumergirnos. Vaya experiencia tan extraña y placentera a la vez, el acercarme al cuerpo de él, sintiendo el contacto de mi piel con la suya sin que mediara nada más que el agua, inevitablemente este constante roce provocó que me excitara, situación que esperaba molestara a el chico, sin embargo, con su risa tonta me dijo: no te preocupes, fue culpa mía por acercarme demasiado a ti, al notar su expresión solamente sonreí y continuamos jugando dentro del lago.
 
Después de haber pasado un buen rato nadando, salimos y nos recostamos en la orilla del islote totalmente desnudos observando el increíble azul del cielo que nos rodeaba; comenzamos jugando dándole nombre y forma a cada una de las nubes que paseaban en el despejado firmamento, señalando yo aquella que tenia forma de elefante, mientras el apuntaba su dedo hacia aquella otra que parecía ser un conejo, el cansancio había hecho efecto en mi y cerré mis ojos tomando mi nuca con ambos brazos, cuando en ese instante el chico me besó rápidamente, abro los ojos y me dice: Ven vamos dentro es hora de comer. Una vez dentro y con el sol anunciando sus últimos rayos del día, el chico a preparar el fuego del quincho (asador), un silencio incomodo invadía aquella cabaña, ya que aquel beso provocó que nos sintiéramos apenados; como si ambos hubiéramos hecho algo malo, sin embargo, no impidió que nos acercáramos a gozar de toda aquella deliciosa comida, inevitablemente era cuestión de tiempo para volvernos a mirar el uno con el otro; y así ocurrió nos miramos y entre sonrisas sinceras de ambos volvimos a platicar, como dos buenos amigos.

Al terminar y con nuestros estómagos llenos, el chico decidió hacer una fogata fuera de la cabaña, ya que la noche se había hecho nuestra compañera. Ambos nos sentamos cerca del fuego en aquel islote en medio del lago en donde nos empezamos a conocer, platicando de nuestros temores, decepciones, sueños, y la difícil vida que ha llevado el chico; cuando en medio de la platica le pregunté ¿porqué me seguías?, él se cohibió por un momento pero al estar completamente solos y la confianza que nos teníamos me dijo: acaso no lo ves!!, si no porque crees que te bese, sabes a mi me gustan los hombres y tu me gustas mucho pero tengo miedo de que mi padre y mi madre ya no me quieran si les digo que me gustan los hombres, además no quiero convertirme en un maricón.

Lo miro de reojo y puedo ver que comienzan a brotarle algunas lagrimas. "Sabes también me gustas y disfrute mucho que me besaras" le dije. El chico no pudo contener más su llanto y se acercó a mi recargándose en mi hombro, lo abrazo a fin de consolarlo, cuando de repente levanta su cabeza y nuestras miradas de nuevo se encuentran generando cierta tensión; y en esta ocasión ambos nos besamos al mismo tiempo, lentamente nuestro labios se aprisionaron perdiéndose en un sentimiento de afecto y atracción. El calor de nuestro cuerpos empieza a hacer efecto y ha encender nuestro deseos, ambos nos levantamos tomados de la mano; caminamos rumbo a la cabaña al son de nuestros instintos; el chico desenvuelve un par de cobijas de lana que llevó, mientras yo coloco la sleepingbag cerca de la chimenea, y al estar de rodillas sobre el piso acomodando lo que sería el nido donde expresaríamos nuestros sentimientos, el deseo era incontrolable y nos besamos tan apasionadamente que nos arrancamos la ropa, quedando desnudos uno frente al otro, para por primera vez experimentar el contacto prohibido de su piel contra la mía.

Quedando ambos recostados uno al lado del otro frente al fuego, me acerco a él y coloco mi oreja cerca de su pecho para escuchar los latidos de su corazón tan intempestuosos a causa de la pasión y el deseo; tomo su rostro por la barbilla y comienzo a besarlo una y otra vez, aprisionando mi cuerpo contra el suyo, el roce de nuestra piel ha provocado que nuestros penes estén completamente erectos. debido a los suaves vaivenes mientras nos frotamos, el chico  toma con sus manos mis glúteos y los aprieta mientras su dedo empieza a acariciar mi ano, haciéndome gemir de placer, yo trato de corresponderlo de la misma manera pero me detiene, ahora es él quien esta sobre mí; y empieza a besar mi pecho, mis pezones, mi abdomen hasta quedar frente a mi cintura; en ese instante cierro mis ojos y comienzo a sentir una humedad cálida, la excitación recorre cada fibra de mi cuerpo cual si fuera una corriente eléctrica una y otra vez. 

Se detiene por un instante y se acerca sobre mí buscando ver mi rostro al hacerlo intercambiamos múltiples sonrisas llenas de satisfacción y alegría; todo esto mientras nos entregamos al roce de nuestra hombría; y del vaivén de nuestras caderas, incrementando el ritmo poco a poco, rápido más rápido, hasta que siento que estoy por terminar  por lo que lo detengo, tomo su cabeza por la nuca y le susurro al oído que quiero sentirte dentro de mi, el chico se incorpora y queda en cuclillas frente a mi mientras estoy recostado, sujeta mis piernas y las levanta y dobla hasta quedar sobre mi pecho, mientras las agarro con fuerza veo como baja su cabeza y empieza a lamer mi ano, que sensación tan maravillosa, gemía arduamente de placer pidiéndole que no dejara de hacerlo, hasta que por un momento se detuvo dejo caer saliva en mi ano y sobre su pene, lo agarró; y suavemente empezó a introducirmelo despacio; que sensación tan extraña, agradable y dolorosa por momentos; pero no era un dolor que hiere sino un dolor que te provoca agitación y deseo de seguir sintiéndolo; una y otra vez entrar y salir aquel cálido pedazo de carne trémula de mi interior, se detiene sólo para pedirme que me voltee y quedar yo boca abajo, me coje por la cintura y levanta mis nalgas, quedando yo en cuatro introduce su pene; arrancándome varios gemidos de excitación al sentir casi en su totalidad su miembro, permitiéndome sentir en cada una de ellas el roce de su vello púbico en mis nalgas. Al escuchar su respiración me pude dar cuenta que estaba a punto de venirse y tras un gemido y quedándose quieto con su pene aun dentro eyaculo en mí.

El chico se recuesta a un lado mío, aprisiona con su mano mi pene completamente erecto y comienza a estimularlo efusivamente mientras me besa nuestras lenguas se enredan a causa del placer,  al ver que no podía alcanzar el clímax bajo su cabeza y lo metió dentro de su boca, mamandolo una y otra vez, hasta que al detenerse solo unos segundos no puede evitar venirme sobre su rostro, a quien solo le quedo reír a causa de haberle llenado su cara con mi semen. Exhaustos y desahogados nos abrazamos y nos cubrimos con las cobijas cerca de la fuego de la chimenea; ya que la madrugada anuncia un frio inesperado, que inevitablemente se disiparía por la unión de nuestros cuerpos, espíritu y alma. A la mañana siguiente el hermoso cantar de las aves anuncia la salida del sol que arroja sus primeros rayos no solo para el bosque y las demás personas sino para aquellos jóvenes que se encontraron en medio de un bosque para liberarse de prejuicios y tensiones, para conocer aunque sea incipientemente lo que es el afecto hacia un hombre. De regreso a casa de el chico, se encontraba algo cabizbajo ya que solamente me quedaría en casa de mis abuelos un día más; y al punto de casi llegar a su casa, volteo a verme y me preguntó que cuando me volvería a ver, a lo cual le respondí: sabes prometo volver a visitarte no se cuando pero lo haré, ambos sonreímos y nos dimos un último beso haciendo un juramento implícito de hombres para vernos nuevamente. 



2 comentarios:

  1. Excelente relato. Es real? fue tu primera vez o solo es una fantasia, un relato imaginario, aunque bien contado?

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  2. Primeramente agradezco tus comentarios JDF, he estado alejado del blog, pretendo retomarlo en algunos meses hay cuestiones que me faltan desahogar.
    Decirte que fue mi primera vez sería mentirte, en consecuencia sí, es ficticio,(a excepción del lugar porque en realidad existe) una fantasía, el escenario perfecto que me hubiera gustado vivir para experimentar mi primera vez.
    Bueno amigo lector hasta pronto.

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