Sinopsis:
por Luis Fernando Galván
Cuatro historias de amor y auto aceptación son ingeniosamente narradas por el guionista y director mexicano, Sergio Tovar Velarde, en Cuatro lunas (2014).
El realizador retoma las fases del ciclo lunar para crear una alegoría
sobre el proceso de aceptación del individuo. Sin seguir un esquema
meticuloso en cuanto al orden de presentación de los relatos, pero no
por ello desorganizado, el director entreteje los hilos de las cuatro
historias para que el espectador reconfigure en su mente algunas etapas y
vivencias del desarrollo humano. Se representan en pantalla el primer
despertar sexual (luna nueva), el proceso de enamoramiento (cuarto
creciente), las dificultades del amor de pareja (luna llena), y el
cumplimiento de un deseo reprimido (cuarto menguante). Aunque las
historias son independientes una de la otra, los relatos transitan de
manera fluida en un ir y venir constante. El filme es protagonizado por
homosexuales complejos, no caricaturas: se separa por completo del tipo
de caracterización risible y desdeñosa que tradicionalmente en el cine y
la televisión se ha hecho de ellos. Trasciende la etiqueta de cine gay,
para ser un filme sobre la complejidad de las relaciones humanas. Sin
embargo, Tovar Velarde es sumamente condescendiente con sus personajes
al polarizar las situaciones en extremo donde el frágil e inocente está
en una pugna constante contra el rudo e indiferente, y también es
complaciente con el público al entregar, como resultado global, una obra
esperanzadora que celebra el amor y las relaciones humanas, que
pretende examinar cómo el hombre construye su identidad, pero que es
sumamente repetitiva en las acciones representadas y en el discurso
sobre respeto y tolerancia que busca edificar.
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